Pasados los 20 días de permanencia en el nido, nos encontramos ya a toda la familia de mirlos acuáticos del río Dulce fuera de su aposento. Los polluelos carecen de la llamativa librea de los adultos. Son de unos tonos pardos. Y es que el blanco babero de sus padres es un perfecto semáforo de localización en el claroscuro de las riveras de montaña. Es como una diana, como un claro punto de atracción que han de seguir los polluelos en las turbulentas aguas de montaña. Y precisamente por esta razón flexionan constantemente los mirlos acuáticos sus extremidades. De este modo, parpadea el semáforo pectoral y se hacen ver los distintos componentes de la familia. Resulta increíble que tiernos pajarillos poco más grandes que un gorrión, sin palmeaduras natatorias, sin adaptaciones anatómicas, puedan sobrevivir en ese mundo de los ríos y torrenteras. Son incontables los enemigos de los mirlos acuáticos. Son muy probables los accidentes en el medio en que se mueven. Realmente aprenden a nadar antes de ser capaces de volar, y se alimentan inmediatamente después de abandonar el nido.
Félix Rodríguez de La Fuente. El Hombre y la Tierra. La conquista del agua: El desmán de los Pirineos y el mirlo acuático.
Mirlo acuático. Cryp.